Comprabas en el puesto (que no kiosko, aún no se llamaba así) un chicle Cheiw, Bang, Bang o Cosmo (sí, esos chicles negros que sabían a regaliz).
Jugabas en la calle o en el recreo a “el coger” (que pasaría a llamarse “Tú la llevas” poco después de un episodio de Barrio Sésamo con Epi y Blas), el látigo (que consistía en cogerse de las manos y el primero tiraba de el resto y normalmente alguien salía lastimado por el impulso)
Te divertías con “Las prendas”, “El conejo de la suerte” (1), “Ha venido un barco de...”, “Los ceritos”, “Adivina, adivinanza”, “Las palabras encadenadas”, “Los barquitos”... entonces los niños interactuaban más.
Disfrutabas con el elástico, la comba, los cromos, las canicas, el yo-yo, las palmitas, el trompo y los juegos de corro, que venían por épocas según se ponían de moda sin saber bien quién era el que la empezaba.
En la tele pasabas miedo con “Historias para no dormir”, “Noche de lobos”, “V”, “Más allá del límite”, “La hora de Alfred Hitchcock”, “Historias de la cripta” o “Cuentos asombrosos”.
El muñequito de Playmobil se llamaban “Click” y su homólogo era el “Airgam Boy”.
Llorabas con “Heidi”, “Marco”, “La casa de la pradera”, “Candy, Candy” y “Autopista hacia el cielo”.
Veías la tele en familia porque sólo había una y te tragabas lo que echasen porque sólo había dos canales.
Compraste el primer teléfono (y te sentías raro hablándole a un aparato en lugar de a una persona) o tuviste el primer móvil (sí, ese aparatoso cacharro que te regalaban comprando revistas o cualquier periódico).
Esperabas a que cargase el juego del Spectrum, Amstram, para que luego se cortase y tuvieras que volver a empezar.
Los niños se llamaban Paco, Pepe, Juan... en lugar de Jonathan, Joshua, Michael... y las niñas Sara, Lola, María... en vez de Jessica, Samanta, Zulaida...
Decías expresiones tales como "nati de plasti", "que no te enteras, Contreras", "hola, caracola", "efectivi Wonder", "alucina, vecina", "flipar en colores", "corto contigo" -mientras chocabas el dedo índice de la mano derecha contra la uña del izquierdo-, "dar un voltio", "okey Makey", "me es individual", "guay del Paraguay" o "me piro, vampiro".
Sufrías apagones cada dos por tres porque la instalación eléctrica todavía era de pena.
Tuviste que cambiar el contador de la luz de 125 a 220 V y todos tus aparatos antiguos tenían que usar transformador y ojito con equivocarte en las conexiones que como pusieras el antiguo en la parte de 220 V lo quemabas.
Veías el "1, 2, 3... responda otra vez", "El tiempo es oro", "El precio justo", "Tu media naranja", "3x4"...
Salías a la calle a buscar a tus amigos y a pesar de que no tenías móvil -porque no existía- los encontrabas porque solían estar en los mismos sitios.
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