Quiera Dios
¡Quiera Dios que no conozcas,
quiera Dios nunca vengas,
quiera Dios jamás oses
rozar con tu caballo,
con tu acero
o tu mirada,
lo incontable de mis bienes,
mis tierras,
mi gente,
mi yo,
mi todo!
Porque ese día serás condenado,
sentenciado,
permanecerás maldito
hasta el fin de tus días.
¡Quiera Dios que sí conozcas,
quiera Dios que algún día vengas,
quiera Dios que al fin te atrevas,
detestable alma del averno!
Porque ese día, ¡ese!,
podré ahogarte en tu delito,
encumbrarme en tu locura
y humillarte en lo infinito...
mientras clamo al cielo bendito:
¡¡que hay un canalla menos en la tierra...
y un criminal más en el infierno!!
Ana M. Cañizar, 7 de Mayo de 2010